¿Cómo llevas el vello púbico? Los expertos aseguran que este estilo es la forma más saludable de hacerlo

El mundo se podría dividir entre las personas que prefieren llevar el vello púbico al natural y aquellas que deciden cortarlo unos centímetros o bien, mantenerlo al ras religiosamente. 

Según un estudio publicado en la Journal of the American Medical Association en 2016, el 83.8 % de las mujeres en los Estados Unidos prefieren recortar de alguna manera su vello púbico, mientras que una investigación similar determinó que en su contraparte masculina la tendencia es menor: apenas el 50.5 % de los hombres mantienen un cuidado regular del vello genital.

Los motivos más importantes para ambos sexos fueron la soltería, su actividad sexual e higiene. La estadística demuestra que la tendencia a recortar el vello ha incrementado en el siglo XXI y es más común entre personas de 24 a 35 años que en otros sectores etarios. 

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Este auge está acompañado de dos factores fundamentales: una educación sexual pobre guiada por la industria pornográfica (que muestra actores y actrices depilados completamente) y la creencia generalizada –especialmente en mujeres– de que el vello es sucio y sinónimo de nula higiene, pero ¿qué dicen los especialistas al respecto?

Vello púbico: una cuestión de salud

Una investigación publicada en el British Medical Journal en 2016 trató de mostrar la relación entre llevar el vello púbico corto y la posibilidad de contraer enfermedades de transmisión sexual. 

Después de analizar los hábitos sexuales y el estilo de vello púbico de más de 7 mil 800 participantes en el estudio, el resultado reveló que cortar el vello representa una mayor probabilidad de exponerse a enfermedades como herpes, Virus del Papiloma Humano y sífilis.

La ginecología respalda la idea de que el vello púbico funciona como una capa protectora de los órganos genitales externos, pues protege de irritación, roce y el contacto con superficies que parecen tan causales como un pantalón ajustado. Además, previene la fricción y contiene partículas para evitar que lleguen a los genitales. Se trata de una barrera  producto de la evolución y por lo tanto, no resulta de ninguna manera dañino ni antihigiénico.

No obstante, la tendencia resulta completamente distinta y son cada vez menos las personas que mantienen el tamaño natural de su vello púbico, una cuestión cultural y de aceptación que además aumenta la seguridad y puede significar una vida sexual plena.

Por lo tanto, la mejor recomendación de especialistas en el tema es encontrar el equilibrio y recortar el vello púbico algunos centímetros, en vez de afeitarlo al ras con cera o rastrillo.