Porque no hay nada que tratar, cárcel a quien imparta estas prácticas

Porque no hay nada que curar, las terapias de conversión sexual quedan prohibidas en la CDMX y serán sancionadas hasta con cinco años de prisión.

Qué son las terapias de conversión y ECOSIG

La Reforma define las terapias de conversión como “aquellas prácticas consistentes en sesiones psicológicas, psiquiátricas, métodos o tratamientos que tengan por objeto anular, obstaculizar, modificar o menoscabar la expresión o identidad de género, así como la orientación sexual de la persona. En las que se emplea violencia física, moral o psicoemocional, mediante tratos crueles, inhumanos o degradante que atenten contra la dignidad humana”.

ECOSIG significa «Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género». Son prácticas como sesiones psicológicas, psiquiátricas o religiosas cuya finalidad es cambiar la orientación sexual, identidad o expresión de género de las personas que pertenecen a la comunidad LGBT, de acuerdo a una infografía de la COPRED.

El estudio What Harm Is It? – Conversion Therapy Survivors reveló que de 400 mujeres y hombres que pasaron por el ECOSIG, el 74% se sienten muy dañados. El 80% considera que este tipo de prácticas le dejaron sentimientos de vergüenza, depresión y decepción.

Terapias de conversión, delito en la CDMX

Con 51 votos a favor, 9 en contra y 5 abstenciones, el Congreso de la CDMX aprobó las reformas al Código Penal DF, para tipificar como delito las terapias de conversión sexual o ECOSIG que atenten contra el libre desarrollo de la personalidad e identidad sexual.

Cómo se sancionará el delito

Según el Código Penal, a la persona que imparta u obligue a recibir terapia de conversión, se le impondrán de dos a cinco años de cárcel y de 50 a 100 horas de trabajo comunitario.

El delito se perseguirá por denuncia ante un juez. Sin embargo, en caso de que la terapia de conversión se realice a un menor de edad o persona que no comprenda el hecho, el delito se perseguirá por oficio y la pena aumentará en una mitad.

Ahora está en nosotros como sociedad apoyar a quienes lo necesitan y evitar que caigan en las terapias de conversión que atentan contra su salud física y mental de otras personas.

Bien por el Congreso, ¡LOVE IS LOVE!

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