¿Por qué los carbohidratos son sinónimo de un aumento de peso para la opinión popular?

Cualquier persona con una intención firme de perder peso podría asegurar que la pasta, el arroz y las frutas no son recomendables de ingerir por la noche. La mayoría no dudaría en tratar de eliminar estos alimentos de su cena –incluso con un poco más de voluntad, reducirlos al mínimo en su régimen alimenticio– para conseguir reducir su talla en poco tiempo, pero ¿cuál es el argumento que sostiene esta afirmación? ¿Por qué esos alimentos son sinónimo de un aumento de peso para la opinión popular?

El origen de la mala fama de los carbohidratos

Low carb diet. Tres palabras que engloban una actitud cultural que nació en la década de los 70, al mismo tiempo que la obesidad se triplicaba alrededor del mundo. En ese entonces, un médico y nutriólogo llamado Robert Atkins revivió un viejo régimen alimenticio que consistía en reducir la ingesta de carbohidratos al nivel más bajo posible, sustituyéndolos por grasas y alimentos de origen animal. 

Su libro al respecto, “Dr. Atkins Diet Revolution” (1975) significó un éxito en ventas y después de ser utilizado por estrellas del cine y la televisión, implantó una idea que aún es utilizada como regla por las personas que intentan bajar de peso: los carbohidratos son los culpables de la obesidad.

 La explicación de Atkins era sencilla: un consumo mayor de carbohidratos supone un aumento en los niveles de insulina, provocando una retención de grasas que evita la quema de calorías; no obstante, la evidencia científica se limitaba a estudios a pequeña escala, que no informaban de los efectos de seguir una dieta similar a largo plazo.

La dieta rápidamente cobró popularidad y se pusieron en práctica un sinfín de variantes (incluso el mismo Atkins publicó cuatro libros más perfeccionando su teoría y defendiéndola de los estudios científicos que aseguraban, la baja ingesta de carbohidratos complejos puede traer complicaciones médicas), en especial una que aseguraba, era necesario eliminar los carbohidratos de cualquier tipo durante la cena y hacer lo opuesto durante la mañana, pero… ¿qué tanto tiene la teoría de Atkins que todo el mundo tomó como verdad absoluta de cierto?

Carbohidratos vs grasas: ¿Quién es el verdadero culpable?

Hoy sabemos que el nivel de insulina desciende una vez que se inicia un régimen alimenticio muy bajo en carbohidratos; no obstante, distintos estudios han demostrado que este factor no contribuye a la quema de calorías de forma significativa. Ante este panorama, los dos tipos de dietas más famosas (baja en carbohidratos y baja en grasas) colocan a sus seguidores en una encrucijada, que según la autoría del estudio más significativo sobre el bajo impacto de las dietas bajas en grasas, no tiene razón de ser:

“El dilema de las personas que intentan bajar de peso no debería ser elegir entre una dieta baja en carbohidratos o una baja en grasas. En realidad, el punto está en enfocarse en mejorar la calidad de los alimentos que consumen”, afirmó Deirde Trobias en una entrevista para Vox. 

La recomendación general de mantener una alimentación equilibrada parece un lugar común, pero partiendo del rasero de Ockham y los resultados científicos disponibles al momento, se trata de la mejor advertencia. El punto es alejarse de los productos ultraprocesados y consumir lo más natural. 

En el caso de los carbohidratos, es aún más valiosa la distinción aún poco clara entre carbohidratos simples (azúcares y harina refinada) y otros complejos que aportan un valor nutricional imprescindible para el organismo, como la fibra. A pesar de la importancia que reviste en la vida diaria de las personas, el terreno de la nutrición el tópico es aún joven y lo suficientemente polémico como para obtener una certeza definitiva al respecto.